Tener o no tener. Searching for Sugar Man


Fuente: vomitandocine.wordpress.com

Vaya por delante que yo, como la mayoría de los ciudadanos del lugar donde habita este hombre, tampoco conocía a Sixto Rodríguez. Nunca había oído hablar de él y mucho menos había escuchado una de sus canciones. Uno de los dos puntos positivos que le veo a este documental es que sirve como introducción al mundo artístico de Rodriguez, que resulta ser muy interesante, con unas letras profundas, con fuerte carácter político y activista. Asimismo, en la parte musical muestra la mezcla de culturas que corren por su sangre, integrando elementos sónicos difíciles de mezclar, con un resultado excelente. 

La película de Malik Bendjelloul cuenta una historia excepcional sobre este cantautor, un hombre que publicó dos discos en los setenta, que fueron un fracaso absoluto en su propio país (EEUU), pero que, de algún modo, llegaron a Sudáfrica, donde a través del boca a boca se convirtieron en éxitos de ventas. Y él en una trágica leyenda, ya que se corrió el rumor que había muerto en el escenario poco después del lanzamiento de los discos. Las historias más rocambolescas se habían escuchado, hasta aquella en la que se inmolaba en el escenario para su último adiós.

Y, aunque la historia es algo excepcional, no ocupa más de lo que os he explicado. Bueno, si tienes un vocabulario más amplio y un talento para la escritura mayor que el mío puede llegar a ser algo más largo, como este artículo de Revista Arcadia. Pero poco más. Ese artículo me parece mejor explicado y más interesante que la película. Me aburrió (algo tremendamente sangrante para una historia tan fantástica como la de este artista). Me pareció una película muy engañosa, muy tramposa con el espectador. Y con un objetivo que el propio Rodriguez detestará.

Puede que muchos de vosotros penséis que el cine trata de eso; al fin y al cabo las películas nos están mostrando una ficción que debemos creernos y hacernos partícipes para así tener interés en lo que cuentan. O, al menos, contarnos una historia tan sublime que nos dé igual si es cierta o no.
Totalmente de acuerdo, pero esto es un documental. Los documentales son diferentes, son todo lo contrario, o deberían serlo. Deberían mostrar la realidad mas cruda, lo que no se nos quiere decir, aquello que está fuera de cualquier convención formal cinematográfica. Y puede que este hombre sea tal y como se nos muestra, pero yo no me lo creo. No me creo que un hombre que ya en 1979 (dato que obvian completamente en la película) sabía de su éxito en Sudáfrica no buscara los medios para acceder a él. Y no me lo creo por la forma en que se ha realizado la película.

Quizá Rodriguez no quería ir a Sudáfrica porque continuaba el apartheid y hasta que no se levantó ese sistema se negaba a ir. O quizá era más feliz siendo un obrero más que lleva una vida humilde y austera y la fama era algo que no quería en ningún momento. O simplemente veía tantas montañas mágicas plateadas que ni siquiera sabía donde estaba Sudáfrica. Cualquiera de estas conjeturas puede ser cierta, porque en la película nadie se encarga de explicarnos lo contrario. Sólo se encargan de decirnos lo malos que son en las discográficas, en EEUU y que Sixto era un Calimero humano. Ojo, que no defenderé aquí a las discográficas ni al sistema americano, pero algo falla en la película, esos vacíos dejan demasiado a la imaginación.

Mientras que los primeros 30 minutos de la película tienen un ritmo excelente, con unas entrevistas adecuadas e interesantes (siguiendo ese rastro que Rodriguez fue dejando, como un juego de detectives musical), a partir de ese momento todo se viene abajo. Entramos en el terreno del fenómeno fan más absoluto y me parece que en realidad estoy viendo una película sobre Justin Bieber realizada por aquellas que ahora mismo son adolescentes, pero dentro de 20 o 30 años (me imagino una película donde las que en ese momento serán mujeres adultas cuenten como fueron las pioneras al descubrir al niño dorado en YouTube, como nadie más de su alrededor les comprendía, como fueron encontrando a otras believers, y como confiaron en todo momento en su ídolo...). Puede que yo me esté fijando demasiado en otros documentales con mayor acierto que este -bajo mi punto de vista, evidentemente- como Don't Look Back o 20.000 días en la tierra, y que esté navegando entre mareas misteriosas, que poco habrán llamado la atención. Pero, para mí, la profundidad que adquieren aquellos documentales en la obra de sus respectivos representados (Bob Dylan y Nick Cave) deja bastante en evidencia la superficialidad con la que se trata la obra de Rodriguez.

Siento que sé mucho más de los fans de Rodriguez que de cómo éste componía, de qué le inspiraba, de porque cree que fracasaron sus discos en su propia tierra, de sus influencias, de cómo le ha afectado el tiempo pasado sin grabar ni realizar conciertos a la hora de volver a la carretera, de si quiere grabar más discos, de dónde y cómo aprendió a tocar la guitarra, de por qué la relación con las discográficas y él era tan atroz, de por qué tocaba de espaldas al público en sus comienzos...La mayoría de explicaciones vienen de círculos tan alejados a él que es casi imposible que supieran responder a alguna de estas preguntas.

Con el material que habían obtenido podían haber montado algo similar a un documental confesionario como lo fue aquel Some Kind of Monster de Metallica. Todos hubiéramos ganado, ya que, aunque en aquel se podía ver las intimidades más escondidas de los miembros de la banda, también se mostraba por completo el proceso de creación y composición de un disco, los demonios que acechan en este, las trabas que se deben superar para estar unidos como grupo durante tantos años, etc. Pero aquí no, aquí se habla de un hombre que grabó dos discos y los escuchamos como banda sonora (qué menos), pero no se sabe cómo se grabaron, como se crearon o que sintió mientras los hacía o después de hacerlos. Se sabe que llegaron a Sudáfrica, aunque no se sabe cómo y que se expandieron más allá de lo imaginable a través de una sociedad cerrada y reaccionaria, que estaba abriendo las puertas de su mente de manera progresiva.

Se sabe que influyó en muchos de los artistas que iniciaron el movimiento anti-apartheid musical, pero no se sabe de qué manera influyó, sólo que tenía frases que en ese momento fueron prohibidas y eran muy provocativas para la época. Bien, puede que fueran provocativas, pero también tenía esas letras Dylan o The Doors y no fueron el fenómeno en el que Sixto se transformó en ese país. ¿Por qué? A la película eso no le interesa, solamente le interesa que allí triunfó de manera desorbitada y que no tuvo reconocimiento por ello.

Y que en su país fracasó. La banalización que esto supone de la figura de Rodriguez como artista me parece sangrante. Se transforma en un objeto de consumo más, en una camiseta de los Sex Pistols vendida en Zara. Es decir, tenemos un artista que ayuda a configurar y transformar una de las sociedades más cerradas del planeta, tenemos su música, pero sólo nos vamos a preocupar del éxito y del fracaso de su obra. No de la creación, no de sus canciones. Vamos a ver a Rodriguez en términos numéricos, en formato venta. Dejamos atrás los símbolos, el valor añadido de su discos, todo el valor de la música para pasar al valor del dinero. Tener o no tener.
Para mí este es el gran error de la película, ya que transforma algo con un fuerte valor simbólico en un artículo de compra, en algo reificado. Es algo así como si vais a una tienda de vinos y pedís consejo para comprar una buena botella, seguiría algo así:

-Este es un vino excelente.
-¿Sí? ¿Por qué?
-Porque se vende mucho.
-Ajá, ¿pero el vino está bueno?
-No lo sé, pero se vende mucho.
-Entiendo. ¿Está el encargado?

Esto es exactamente igual, aunque lo apliquemos en términos negativos ("porque no vende nada"). Tenemos un artista que consiguió algo increíble y sólo se nos muestra el alto precio que pagó por ser como era, por no estar en los círculos adecuados. El alto precio que pagó Rodriguez durante toda su vida es el que se encargan de mostrar los realizadores de la película. Pero no nos muestran porque pagar ese coste tan elevado valió la pena.

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