10.000 canciones que escuchar antes de nacer

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Esta entrada es muy especial. Lo primero que tengo que hacer es dar las gracias. Daros las gracias a todos por haber superado ya las 10.000 visitas. De hecho, ya he superado las 11.000, lo que todavía me parece increíble. Esto lo he estado preparando desde hace mucho tiempo. Ya me puse a ello cuando estaba cerca de las diez mil, pero como me ha llevado más de lo que esperaba, al final habéis llegado a superar las 11.000.



Bueno, después de las debidas presentaciones, podemos ir al tema. He creado una lista en Spotify que acompañará la lectura de esta entrada (y prácticamente de todas las que vayas a leer en tu vida). Una lista  de 10.000 canciones que intenta recoger todos los hitos musicales de los últimos 60 años. ¿Por qué 60 años? Porque sí, la verdad. Coincide con el nacimiento y expansión de uno de los movimientos musicales que más ha aportado en el último siglo, el rock and roll, pero la elección de la fecha no se debe especialmente a este hecho, ya que otros muchos movimientos de igual importancia han acontecido en el pasado siglo y no he elegido esa fecha como inicio. Digamos que no me podía remontar más atrás en el tiempo (aunque hay algún guiño) por la incomensurabilidad y las dimensiones épicas que hubiera adquirido la lista, ni tampoco podía acercarme demasiado, ya que hubiera dejado muchas cosas en el tintero.

Las listas, por definición, son poco objetivas y poco equilibradas. Denotan las obsesiones y flaquezas del que la realiza y muchas veces, son creadoras de ciertos esquemas y patrones que no dejan de repetirse. Sobretodo si estas listas tienen un orden jerárquico. Cuando se leen listas del tipo "Las 100 mejores hamacas para tumbarte al sol y no quemarte mientras escuchas death metal" esconden mucho más que informarte sobre las mejores hamacas de la historia. Crean un cánon sobre las hamacas que será muy difícil de romper y que afectará a generaciones futuras. En la música es lo mismo. Y además, el hecho de elegir un disco u otro, de una canción u otra está muy influenciado por aquellas pasiones adolescentes que rompieron los esquemas del crítico. Dos artículos que todo el mundo que esté algo interesado en la música debería leer tratan estos temas: mientras que uno (el creado por los sociólogos Ralf von Appen y André Doehring con el genial título de "Nevermind the Beatles, here's Exile 61 and Nico") observa y analiza el canon internacional en la música pop/rock, el otro lo hace con el canon español y está realizado por tres sociólogos españoles: Javier Noya, Fernán del Val y C. Martín Pérez Colmán, bajo el título de "¿Autonomía, sumisión o hibridación sonora? La construcción del canon estético del pop-rock español".

En ambos artículos lo que nos encontramos es un canon creado con muchas de las listas del tipo "los 100 mejores..." y el resultado es muy parecido. Siempre se encuentra una época predominante, un estilo predominante, incluso una raza y un género predominante. Esto lo produce el canon. En el internacional, el artículo de Appen y Doehring nos dice que se valora muchísimo más la época de los 60 por encima de cualquier otra, no tanto por su producción como por su inaculación por parte de la juventud que más tarde se conviertirían en los principales valedores de la crítica musical. Dylan rompió las reglas musicales, pero también lo hizo Fats Domino quince años antes y nadie lo recuerda como el gran estandarte de la música popular. También el Kind of Blue de Miles Davis configuró de una manera totalmente distinta el jazz y su influencia todavía perdura, pero no en el canon. No de la misma manera que Lou Reed, que Dylan, que Nirvana, que Beatles o Rolling Stones...¿no notáis nada parecido entre ellos? Exacto. A parte de su carácter innovador, todos ellos estaban en el bando correcto: no eran mujeres, no eran negros, ni eran viejos cuando triunfaron. Aparte de todo esto, la juventud de esa época, maravillada con los inventos de los Beatles, con la nueva prosa de Dylan o con la irreverencia bluesiana de los Rolling Stones sería la que más tarde ocuparía los puestos de responsabilidad en la crítica musical. Y esa influencia, aunque nunca más volvieran a escribir cuando se hicieran mayores se volvería mesiánica, se enquistaría como un ancla al oceáno, creando el punto de partida en el que todos los nuevos grupos e intérpretes deberían fijarse para agradar a los nuevos críticos que llegaran.

No es de extrañar por tanto que dentro de la parte española los artistas que más valore la crítica tengan también los mismos elementos comunes: Santiago Auserón, Joan Manuel Serrat y Camarón de la Isla son los triunfadores por goleada. Y esto lo consiguen gracias a la introducción de elementos propios y nacionales al canon internacional del pop/rock. Es decir, dentro de los elementos básicos de este género (instrumentos, tempos, duración...) se introducen algunos ajenos a este (flamenco, ritmos afrocaribeños...) haciendo que sea una música "propia" pero siguiendo las directrices que el canon internacional impone.

Y ¿quien puede no admirar a Serrat, a Auserón, a Dylan o a los Beatles? Yo lo hago, no lo puedo evitar. El canon entró en mí mucho antes de poder estudiar sociología y no hablemos ya de antes de aplicar lo estudiado al campo de la música. Y no es malo, ojo. Yo he descubierto música increíble gracias a listas como las que hemos descrito. Pero eso no quita que gracias a la hipervaloración de estos grupos legendarios se oculten, se invisibilicen, otros igualmente grandes.

Este es el leitmotiv de mi lista, descubrir a los ocultos y redescubrir a los gigantes. Hay muchísimos discos, algunos conocidísimos, otros que sólo tuvieron su momento de gloria en un período determinado y cayeron en el olvido después, otros totalmente desconocidos para la gran mayoría. También mi lista es sectaria, se nota qué géneros son los que más he escuchado y cuáles son los que menos practico. No lo voy a negar, quizá todo aquello que tiene que ver con el metal esté sobredimensionado, mientras que otros estilos como el rap no tengan la misma representación, pero he intentado que esto no pase. Pero es una lista personal, limitada a los conocimientos que esa persona pueda contener y, en mi caso, mis conocimientos en metal son mayores y mejores que en rap. Esto hace que pueda valorar un disco como Reign in Blood de Slayer como algo de la misma importancia como por ejemplo Straight Outta Compton de N.W.A, cuando esto para muchos será un sacrilegio. Pero un disco tan perfecto que llevó al thrash metal al cénit de lo que podía llegar a ser no podía no estar en una lista como esta.

Pero ya digo, hay de todo. Creo que la representación de la música negra es mucho mayor de lo que suele ser en estas listas y no por nada ésta se abre con cuatro músicos que cambiaron la música popular para siempre: Robert Johnson, Lead Belly, Ike Turner y Fats Domino. El primero fue el guitarrista que más ha influido en todos los grupos que vinieron detrás de él, desde el bluesy purista hasta el guitar hero más metalero. Lead Belly fue un hombre complicado. Sus grabaciones en la cárcel pasaron algo desapercibidas hasta que alguien vio el talento que este hombre había dejado plasmado y su personaje adquirió mucha más importancia. Sin él, el folk de los años sesenta o el rock de los setenta no hubiera sido el mismo. Escuchad Black Betty de este señor, a ver si os suena. Tampoco el folk hubiera sido igual sin Woody Guthrie, y no por nada está en este top five tan negro. El ídolo del Dylan adolescente fue un  concienzudo cantautor protesta que compuso uno de los himnos americanos más conocidos: This Land is Your Land. Volviendo al tema negro, nos encontramos con dos hombres muy diferentes, Fats Domino y Ike Turner, pero que aportaron su granito de arena al mismo género: el rock and roll. Las dos canciones de estos artistas que se incluyen en la lista son, sin duda alguna, las primeras representaciones de rock and roll de la historia. Me parece que conocer los orígenes y otorgar el merecido mérito a sus creadores es esencial aquí.

La representación femenina es algo que he intentado que estuviera equilibrado de igual forma, pero resulta casi imposible. La proporción hombre-mujer en el campo de la música es completamente desigual, con una clara desventaja para las intérpretes femeninas. Pero aún así la representación es mayor que en una lista normal.

¿Y los estilos? Como ya he comentado antes quizá haya más heavy metal que dance, por ejemplo, pero no en demasía. Están representados todos los géneros con sus grandes padrinos y también con sus pequeños reproductores. Está el rock de Elvis, pero también el de Springsteen o la CCR, el funk de James Brown o Sly Stone pero también el de O'Funkillo (que también hay representación española, por supuesto). Quizá un día tengas mucha rabia acumulada con el mundo y te apetezca escuchar Cannibal Corpse o Death, o quizá tengas ganas de relajarte por un día agotador y pensar en lo bonito y maravilloso que es el mundo y pongas a Joni Mitchell o a Sam Cooke. Quizá prefieras irte por caminos menos convencionales y busques lo diferente escuchando Requiem for my Friend de Preisner, dedicado a su amigo y director de cine Kieslowski. Un disco maravilloso donde  la música clásica deja de ser clásica por momentos. O a lo mejor estés buscando algo todavía más original e innovador, como el Stimmung de Stockhausen. Un viaje a los sonidos de nuestros ancestros más remotos, algo realmente apasionante. Quizá te apetezca bailar con Madonna o romperte el cuello con Metallica. Emocionarte con Serrat o volver a los ochenta de la mano de Radio Futura. Sentir el desgarro de una generación con el Gimme Shelter de los Rolling Stones o buscar cómo otra generación queda tocada y marcada por Nirvana. Descubrir por qué un grupo tan -en principio- extraño como Joy Division supuso tal revolución en el mundo de la música popular. Que la furia de Sex Pistols recorra tu cuerpo o que la grandilocuencia de Queen te haga sentir como un estadio. Puede que quieras moverte con Skrillex o quedarte más quieto que nunca gracias a Leonard Cohen. Sé que faltan los Beatles, pero eso es culpa de Spotify. Ya sabéis que su discografía es algo imprescindible, así que escuchadla donde mejor os venga.

Puede ser todo, cualquier combinación es posible, porque esta lista pretende ser una especie de Quijote de las listas, algo que rompa desde dentro su propio sentido y su propia identidad. Podéis hacerlo como queráis, evidentemente, pero mi consejo es que la escuchéis de arriba a abajo (puede que os lleve algún tiempo...), ya que así veréis las distintas evoluciones de los diferentes estilos que la música popular ha ido desarrollando en las últimas décadas. Aquí no hay canciones mejores o peores. Aquí hay música que te gusta más o menos, y eso es maravilloso. En cualquier caso ni con 10.000 canciones basta para abarcar todo panorama musical, pero si llegáis a escuchar esta lista completa habréis descubierto tanto que será como si hubierais vuelto a nacer.

PD: Si a alguien se le hace muy cuesta arriba la lista completa, en mi cuenta de Spotify, 74minutos, se pueden seguir la misma lista pero dividida en años, desde 1955 hasta el 2012.

The Earth Is not a Cold Dead Place - Explosions in the Sky


La música está en todos los aspectos de nuestra vida. Está en los bares, en los hoteles, por la calle, en la televisión, en las películas, en los coches, en los trenes, en los ascensores, en las salas de espera, incluso en los libros hay música. Es algo fabuloso que la música se haya instalado por derecho propio como el arte más universal de todos cuantos conocemos. Pero también es algo triste, ya que genera una banalización de la misma que nos lleva a ser cada vez más indiferentes a todo lo que puede transmitirnos. Y sobre todo si hablamos de música instrumental. Este estilo siempre se relega a un segundo plano, como algo secundario, para escuchar "sólo de fondo". Espero que este post pueda ayudar de alguna manera a cambiar esta percepción.
Cualquier disco de los que he comentado aquí, entre muchísimos otros, merece una escucha pausada. Nada de estar haciendo otra cosa mientras se escucha, porque sólo oíremos. Quizá puedan hacer eso fans de Abraham Mateo, Justin Bieber y compañía, pero no nosotros. Nosotros queremos escuchar. Debemos escuchar. Y con Explosions in the Sky pasa algo tremendamente fascinante. Si llegas a hacerlo, sentirás como van contruyendo la historia que ellos quieren contar, sin decirte absolutamente nada, simplemente con notas, acordes y ritmos.
En este disco  de 2003 no encontraremos palabras más allá de su portada y los títulos de las canciones. Pero quizá transmita más de lo que podrían haberlo hecho éstas. La música, como todo arte que odiaba el Tirano de Platón, permite expresar emociones, experiencias, sentimientos que se escapan de nuestro vocabulario cotidiano, para los que jamás encontraríamos palabras con las que construir su significado. Permite escapar de la cárcel que es muchas veces el lenguaje.Y gracias a grupos como éste nos podemos sentir un poco más libres.
Para seguir el álbum os dejo el enlace a Spotify del mismo y así disfrutarlo plenamente. El primer corte del álbum empieza con una guitarra aguda y mínima, un bombo que hace las veces de pulsaciones humanas y un bajo que acompaña perfectamente a esta estructura musical viviente. Este tema se llama First Breath After Coma y los títulos en este grupo no son casualidad. No son un fragmento de la letra de la canción que queda moderno al extraerlo. Son lo más parecido a una explicación que vamos a encontrar y merece la pena deternerse un poco en ellos. En este primer tema se presentan las emociones, las sensaciones, los caminos electrizantes que recorrerían el cuerpo de la persona que se muestra desde el primer estímulo del dedo meñique de su pie hasta la posterior apertura de ojos después de un largo período fuera de sí mismo/a.
Las imágenes que va desarrollando la música a través de sus nueve minutos y medio son espectaculares y no hay ni un sonido que desentone con la escena que nos ocupa. Tal y como yo lo veo estas imágenes se desarrollan de la siguiente manera:
Tras la introducción de las guitarras y una batería a ritmo pausado podemos escuchar como ésta última va creciendo a través de un ritmo de marcha en la caja, que sin duda llega para representar como las extremidades van cogiendo fuerza, como va notando la sangre fluyendo otra vez a través de su cuerpo como un torrente vivo, como un caudal sinuoso y abundante. Vemos como va creciendo ese hormigueo por todo el cuerpo, esa sensación por la cual sus músculos dejarán de ser meros trozos de carne y volverán a recobrar su habitual flexibilidad y fuerza. El ritmo de las guitarras crea una atmósfera fascinante, como si de una habitación cerrada se tratara, como si estuviéramos observando a esa persona recostada sobre la cama de un hospital y asistiéramos a todo el proceso como espectadores privilegiados.
Sobre el minuto 4:30 encontramos un parón y una vuelta a un ritmo mucho más calamado. Aquí podemos observar que se ha cambiado de imagen. Ahora ya no se mantiene la atención sobre los músculos, sino sobre los órganos, sobre todo el proceso interno del cuerpo. Esa batería tan potente que utiliza sólo el bombo, la caja y el crash para su cometido no es sino un efecto para simbolizar como el corazón va adquiriendo mayor potencia y cada vez se encamina más y más a volver a ser esa fuente de vida principal para esta persona.
Y a partir del minuto ocho nos encontramos con el momento álgido de la historia y de la canción. Una distorsión muy potente da paso a la confusión de la persona, a la extrañeza con la que va a recibir el mundo cuando abra los ojos y a la vez, para simbolizar cómo la luz va penetrando sus párpados hasta que éstos consigan abrirse y, de un salto, consiga su primer aliento tras el coma.
The Only Moment We Were Alone sigue a este corte enlazando el final de este con su inicio. El título es triste y apesadumbrado. Podemos suponer que se trata de la persona que ha conseguido superar ese coma. Yo me imagino gracias a la composición de la banda que esta persona esperaba encontrarse con otra cuando sus ojos se abrieran. Con la persona que era especial en su vida anterior. Pero, al no ver a esta persona en el momento que lo necesitaba su mente debilitada juega con su voluntad y lo transporta a ese momento mágico que vivieron una vez. La imagen musical que crean me dice que el escenario para ese instante de felicidad de la persona protagonista no es otro que una playa, un puerto, algo relacionado con el mar, donde estas personas se sentaron juntos y disfrutaron de la luz del atardecer, y uno del otro.
La intensidad que se manifiesta a partir del minuto 6:46 se puede entender como un momento de cólera de la otra persona, que llevaría a una posterior pelea con su correspondiente separación, representada por la rabiosa quietud y calma que siguen al pasaje rabioso. Como si de un ojo de la tormenta se tratara, tras esa calma llega la absoluta destrucción de la persona protagonista, ya que se encuentra totalmente vacío y la desesperación se apodera de su ser. La potencia que reina en los posteriores dos minutos son una muestra absoluta de ello.
Sumida en la depresión y en la tristeza esta persona está completamente destrozada. Six Days at the Bottom of the Ocean es el tema que se encarga de mostrárnoslo. Encontrarse como si estuviera en el fondo del oceáno es sin duda la metáfora que han querido utilizar para reflejar la pérdida que ha hecho que su vida no tenga sentido aún después de haber casi resucitado. Las imágenes que se crean en mi mente gracias a la melodía que crea la banda son las de esa persona vagabundeando por las calles desiertas, de noche, en busca de algo con lo que aliviar el dolor que le deshace por dentro. Mientras la desesperación crece en él, también lo hace la rabia y la intensidad del tema va creciendo exponencialmente a través de las cortantes guitarras y la contudente sección rítmica. El final del tema, con esa mezcla de sonidos tristes y alegres nos deja en duda de qué pasará con el protagonista, ya que la locura se está apoderando de él poco a poco, pero quizás haya alguna esperanza.
La historia continúa con Memorial, una clara invitación a la tragedia (un memorial es normalmente un monumento commeorativo a los caídos en batalla). El tema comienza a través de un sonido agudo y permanente que nos sigue a través de varios pasajes del tema. Me recuerda a algunas canciones de Tool en este comienzo tan pausado, como de espera. El bajo adquiere una gran importancia en el sonido que define este corte y lo vamos a tener presente durante todo el tema. Parece que la persona protagonista se ha sumido en una profunda tristeza y es imposible que salga de ella. Cada vez cae más abajo y el fonde se le queda corto en su recorrido. Su vida, después de haberla recuperado, está prácticamente vacía y parece que casi preferiría haber seguido en su coma. Las distintas fases de desesperación, ira, pesimismo y nihilismo se manifiestan en esta canción. Al final de ella nos encontramos con toda la confusión que la mente del protagonista soporta, una mezcla de distorsión y sonidos sincopados se apodera del tema, haciendo que un muro de sonido se aproxime hacia nosotros con toda la intención de dañarnos de la misma manera (o al menos hacernos ver esa manera) en la que el protagonista lo está. Y cuando todo parece perdido, cuando el memorial parece listo para construirse algo ocurre.
Y lo que ocurre es la calma. Pero no la calma tensa que hace que esperes lo peor, sino la calma, la trnaquilidad, la paz, llega al protagonista. Your Hand in Mine me parece el tema más bello de todo el disco y sin duda es porque intentan transmitir esa belleza. La calma llega porque su amor aparece, porque vuelve a tener sentido la vida que ha recuperado gracias a esa persona especial que le toma de la mano y lo conduce a las puertas de la felicidad. Las imágenes que yo puedo ver son las de un prado verde y los dos protagonistas de espaldas pero esta vez no contemplan el atardecer, sino el amanecer, porque lo que van a construir es un nuevo comienzo, dejando atrás el sombrío final que la puesta de sol les había legado. La alegría que la persona protagonista siente se refleja en todos los aspectos musicales de la canción, siendo el final uno de los momentos más emotivos de todo el disco.

Miembros:
Munaf Rayani: guitarra
Mark Smith: guitarra.
Michael James: bajo y guitarras
Chris Hrask: batería y percusión.

Mi Pequeña Historia - Andrés Suárez


Ya que no creo que deba separarse un disco de otro en el caso de este cantautor, aprovecharé que acaba de sacar una nueva obra para analizar su pequeña historia a través de la mía.
Andrés ha crecido mucho en los últimos años, pasando de ser un artista marginal que tocaba en bares con un cubata en la mano, a llenar el Palau de la Música de Valencia el mes pasado. El cubata continua, eso sí. Y me alegro mucho de ambas cosas.
Me acuerdo cuando hace algunos años fui a verlo a la Sala Matisse y éramos unos 40. Nos sabíamos todas las canciones aunque estéticamente no impactaba tanto. Pero claro, este éxito masivo tiene sus inconvenientes. Mientras que en el primero conseguir el disco firmado y charlar con él fue cuestión de minutos, el mes pasado se convirtió en una tarea hercúlea. Y es que ya tiene sus propias groupies, ya tiene sus fans incondicionales y la avalancha al salir fue inevitable. Y como ya he dicho, me alegro. Me alegro de que consiga el reconocimiento que se merece porque este artista para mí es algo increíblemente especial. Y lo es por una parte porque como en el caso de Extremoduro, al principio no me gustó. Y por otra, porque tengo que agradecer el haber escuchado una de las voces más bellas y con mayor sentimiento en español a la persona más importante de mi vida. Y aquí esto se va a poner algo lacrimógeno, aviso. Porque ella, de nombre Gemma, la persona que cuida cual tesoro un disco que Andrés le firmó diciéndole que nunca le faltara salitre, es la ola que me abraza todos los días. Mi Ley Innata, como ya publiqué una vez. Ella es el elemento que falta en todas las imágenes que he expuesto antes.  
Nunca habría llegado a Maneras de Romper una Ola sin ella, nunca habría estado en la Sala Matisse cantando Lo Malo está en el Aire a pleno plumón, y, por supuesto, nunca habría contemplado uno de los conciertos más emotivos de mi vida en el Palau de la Música hace unos díasElla siempre está ahí.
Pero retrocedamos un poco. En 2008, Maneras de Romper una Ola sale a la luz. Y, como ya he dicho, no me gustó en absoluto. Una producción horrible, unos músicos que parecían mercenarios sin ganas, un cantautor que intentaba utilizar una banda pero sin mucho éxito... Pero a ella le encantó. Pasa. Muchas veces pasa. Ella tiene esa sensibilidad poética de la que yo carezco, a través de la cual me he podido acercar a muchas más obras artísticas. Yo soy más narrativo, con un lirismo nulo. Nunca podría escribir poesía, no tengo esa imaginación, esa capacidad de pensar el mundo a través de otro mundo, yo sólo veo el que existe. Pero ella sí, y vio algo en Andrés, así que tuve que acercarme, aunque escéptico. A veces creo que fue el mar. El mar es tan especial para ella que un cantante como Andrés le tenía que gustar por fuerza.
Piedras y charcos (EP) de 2010 me acercó más a la orilla, pero seguía sin bañarme. Empezaba a sentir esa sensibilidad tan particular que tiene Andrés para hablar del amor (o del desamor), pero no terminaba de emocionarme. Sin duda fue el hecho de que otra vez no nos encontrábamos con una buena producción, aparte del hecho de que se tratara de un EP. Cosas de melómano heavy, nada que objetar ya a la música.
Había algo más en este cantante, y llegó: BenijoPero Benijo en directo, que evidentemente, ella me mostró. Esa intensidad, esa pasión cantando, esa manera de dejarse la piel y de llegar a tocar a la gente con la voz fue algo que me acercó mucho más a él. Y mientras me adentraba en su música me adentraba en su mar. Ella seguía escuchándolo, claro. Llegó 2011 y surgió Cuando vuelva la marea. De una manera inexplicable sentí que este disco me había unido a ella para siempre. Sentí como si me clavaran una rosa directamente en el corazón. 
La antes mencionada Lo malo está en el aire fue el primer paso mar adentro. Todo estaba mucho más cuidado, los músicos sí que sabían lo que la voz del cantante podía hacer. En una analogía heavy recuerdo que Tony Iommi de Black Sabbath decía que mientras Ozzy Osbourne acompañaba con su voz el riff de guitarra, Ronnie James Dio lo traspasaba. Y eso es lo que hacía él en este disco, la voz era una flecha entre la música que la acompañaba. Y los instrumentistas lo sabían. 
Lo único que puedo decir de este disco es que ella me hizo sentir la poesía (y no solo esta, toda en general), y con ello entendí que nada sería más importante en mi vida, porque si ella podía hacer que un nihilista desencantado, un empírico sin sensibilidad, viera la belleza del mundo cuando se reflejaba en su ser, podría hacer cualquier cosa. Y yo con ella. Los dos juntos. Porque no existe dolor compartiendo mundo.
No digo que el disco sea perfecto, tiene sus puntos flojos (A media estrella se queda sin fuelle pese a ser de las más movidas; Más de un 36 quizá es demasiado comercial; Benijo aunque sigue siendo increíble pierde algo de fuerza con respecto a su versión acústica de directo), pero en general es un disco excelente. En él, Andrés cumple uno de sus sueños al cantar con uno de sus ídolos desde la infancia, el cantautor cubano Pablo Milanés y la canción (Perdón por los bailes) es un gran acierto ya que le va como un guante a este último al incorporar ciertos ritmos latinos, destacando ese dueto vocal a partir del min. 5:00 casi a capella.
Para mí está lleno de clásicos de su repertorio, como Hay algo más, de la que pude descubrir (gracias a los monólogos de concierto típicos de Andrés) que se trataba de una canción dedicada a ese café que tanto ha hecho por grandes cantautores de este país, el Libertad madrileño; No te quiero tanto, creo que una de sus canciones más queridas, que nunca falta en concierto y que regrabó para este disco; Imagínanos, con una preciosa melodía al piano que me transporta a ese mundo imaginario del que nos habla; No me queda un abril para ti, un caso aparte, en la que ese toque celta que tiene la canción y el gran ritmo que crean los músicos para la misma me parece sublime; Piedras y charcos, una bellísima canción con una carga emocional asombrosa, grabada de nuevo para este disco; sin olvidar el tema extra, Tengo 26, que grabó en el último momento y que para mí es extraordinariamente expresiva. No es fácil transmitir a los demás las experiencias propias, pero Andrés en esta canción lo hace con gran sutileza. La emoción con la que canta es imposible conseguirla sin vivencias personales que la respalden. Y sin esa sensibilidad tan a flor de piel de la que gente como yo carecemos.
Con este disco me llené de arena y sal. Después de él fuimos de la mano a ver cómo lo presentaba en directo en la Sala Matisse, y todavía me gustó más. Andrés es un artista de directo, los discos (como él mismo reconoce) no le permiten ver las reacciones de la gente al escuchar sus canciones, acercarse al público…Y se nota. Allí estábamos nosotros viéndolo y disfrutando de su concierto cuasi privado y sobre todo, disfrutando de nuestra historia. Una unión invisible se forja a través de pequeños lazos de medida infinitesimal. Son tantos que se convierten en algo tan resistente como el acero. Esa noche y ese disco para mí fueron, son y serán dos de esos lazos microscópicos tan importantes.
Como ya he dicho, Andrés es un artista de directo, y por ese motivo su siguiente disco fue algo muy original: presentó sus nuevas canciones en un concierto grabado. Este disco se tituló Moraima y para mí es su mejor disco hasta la fecha. Pocos artistas se atreven a presentar su nuevo material en un álbum de concierto, muchas cosas pueden salir mal. Pero este es inigualable. Cualquier disco del mundo que contuviera una canción como Rosa y Manuel, ya sería uno de los grandes, pero es que encima el resto de canciones tienen un gran nivel de composición, con unos músicos de capacidad técnica apabullante, perfectamente combinados entre sí, y una producción brillante a cargo de Alfonso Pérez y Peter Walsh.
Andrés maduró musicalmente de una manera exponencial con Moraima. La ilusión con la que ella recibió este disco también maduró en mí, haciéndome más partícipe de todo. Y es que contiene cortes tremendos. La citada Rosa y Manuel, que trata sobre el amor entre su abuelo (que padecía alzhéimer) y su abuela, es indescriptible. Ya no solo musicalmente sino líricamente, la sensibilidad con la que se trata, la delicadeza de mostrar el amor más puro de la manera más bella que se ha creado me emociona sobremanera. Cada vez que la escucho me viene a la mente la película de Michael Haneke, Amor, que trata un tema muy parecido aunque la crudeza de este director hace que no sea tan lírica sino más tensa. Eso sí, el sentimiento de poder volver a creer en la humanidad es el mismo. Y la única manera posible es a través del amor. Eso lo podemos ver en muchas películas actuales (Amor, Interstellar, La Gran Belleza, El Árbol de la Vida…): la única salvación del ser humano viene de la mano del amor. Es la única fuerza capaz de superar las reglas del tiempo y del espacio, lo que da sentido a todas las vidas.
Y esto es lo que muestran tanto Andrés con su canción como Haneke con su película: el amor es lo más puro que puede crear el ser humano. Quieren mostrar otro sentimiento muy diferente del de las típicas comedias románticas. Se trata de ver cómo la persona que ha sido el amor de tu vida, con la que has compartido absolutamente todo, la que sabe los secretos que te aterran, la que ha hecho de tu vida algo completo o incompleto, se va degenerando poco a poco y no puedes hacer nada para evitarlo. No recuerda quién es ni quién eres. Pasar esto siendo la persona que puede recordar debe ser una de las situaciones más devastadoras de cualquier vida (no puedo imaginar cómo debe ser para el que olvida). Y a su vez, no creo que exista mayor prueba de amor que quedarse a su lado en todo momento, acompañando su viaje de la manera menos dolorosa posible, aunque ni siquiera sepa que lo estás haciendo. Lo que me cubre de agua y sal no sólo es la historia que cuentan estas obras, sino imaginarme que lo mismo me llegara a pasar a mí: porque sé que fuera cual fuera el caso, haríamos lo mismo.
Os recomiendo escuchar todo el disco entero y sin pausas, porque merece la pena. Si podéis verlo mientras lo oís, todavía mejor.
Y así llegamos a la ascensión, al olimpo popular de nuestro artista. Nunca ha dejado de reconocer sus influencias (Extremoduro, Sabina, Quique González, Antonio Vega, Damien Rice…) y siempre se han dejado notar en la música, aunque el estilo es cada vez más propio. Suena en las radios, lo anuncian en Spotify, Números Cardinales se conoce en casi todos los puntos del mismos nombre… En definitiva, ya no se trataba de aquel cantautor que hacía pases semi-privados en salas de poca audiencia, ahora ya era todo un cantante popular.
Pero sigue con sus canciones. El desamor como eje central de su obra no ha desaparecido, aunque vemos que va superando el odio iracundo hacia su ex. Ahora es más bien un desprecio cosificado. Ya llegamos con esto a Mi pequeña historia, su pequeña historia. Podéis imaginaros lo que supuso la noticia de un nuevo disco de Andrés para ella y de que la gira empezaba aquí, donde nosotros vivíamos... ¡y cerca de su cumpleaños! No podía hacerle otro regalo. Ya no íbamos a una sala donde la gente habla mientras el músico toca, ahora íbamos a un templo donde grandísimos artistas de nuestro tiempo habían mostrado su potencial. Y le tocaba el turno a Andrés.
El disco no había salido aún a la venta pero ya se lo sabía entero. Sabía que ella iba a disfrutar muchísimo del concierto y con eso yo era feliz. Fue un concierto excelente, con grandes músicos en el escenario. La presentación de las nuevas canciones estuvo muy bien escogida, intercalando temas más clásicos. Al principio Andrés estaba algo nervioso, se le notaba el respeto al lugar y que prefería la cercanía al público que te ofrece una sala o un bar. Pero ya se irá acostumbrando, ahora ya no puede ir a salas porque reventarían, es su tiempo de estadios, es un nuevo maestro. 
En ese concierto pudimos disfrutar de grandes canciones. Del disco tengo que destacar por encima de cualquier otra Clasificados. Andrés aquí se sale de su registro más conocido y decide jugar el partido en suelo más inestable. Hablar de un tema tan delicado como son los desahucios a través de una pareja en la que ella es el motor, el optimismo, la fuerza de los dos, me parece una genialidad. Dibuja un corte magistral, tocado con la característica sensibilidad de Andrés, que hace que algo tan crudo vuelva a llenarse de sentimiento para todos los que lo escuchen. Y cuando duele, el sentimiento es mucho más poderoso que las críticas más exacerbadas.
Decía antes que la ira hacia su ex va desapareciendo. Quizá no haya que pasarse, no se ha ido, sigue siendo Andrés, pero sí que se ha transformado. Como digo, creo que ahora desprecio es la palabra más adecuada. Y se nota en temas como Te di vida y media o No saben de ti. Dos power ballads clásicas donde nuestro artista escribe una carta a esta mujer que tanto daño le hizo, pero no la escribe para que la lea, y esta es la gran diferencia. Al igual que Kafka con su Carta al padre, esto no va dirigido a la persona a la que se escribe, esto es para uno mismo. Ese adiós final en Te di vida y media deja claro que ya le da igual que esa mujer escuche la canción, o que no.
En este disco Andrés se acerca mucho más al pop. En cortes como Te doy media noche o Voy avolver a quererte vemos un tratamiento más comercial de los temas, aunque su voz y sus letras siguen siendo las mismas. Es lógico que vaya evolucionando hacia estos sonidos tanto por su firma con una gran discográfica como por acercarse a sus influencias más directas.
Algunos cortes son reinterpretaciones con la banda que ya estaban en su repertorio, una de las más emblemáticas es Si llueve en Sevilla, donde podemos escuchar el sonido de Andrés. Para mí esta canción es característica ya del sonido del cantante. Ya tiene su propio sello personal y esta canción es su paradigma más claro. Dublin es otro de los temas que ya había tocado en otras ocasiones en directo y aquí la encontramos con los arreglos que un bandón como el que le acompaña es capaz de realizar. Un medio tiempo muy sutil que deja todo el protagonismo a la voz y que, como siempre, consigue contarnos una historia (de amor, claro) y emocionarnos sólo con el vibrar de su voz.
Un registro más cercano al rock que tanto le gusta a Andrés lo encontramos en Luz de Pregonda, y quizá por ello es de mis favoritas. Está claro que la voz de este cantante nos remite más a paisajes líricos y para crear el paisaje que los acompañe es mejor utilizar medios tiempos o baladas, pero aún así, el tema es muy grande, con unas guitarras a lo U2 que son el campo perfecto donde sembrar la sensibilidad con la que nos ataca la voz.
Pequeña historia de Marina tiene un toque muy cubano en la voz, por veces utiliza las técnicas de fraseo de Milanés. Canción de amor más clásica, balada lenta donde la protagonista es la voz. Algo parecida es Una noche de verano, aunque ésta aumente el ritmo al final para mostrar el énfasis de la letra. Tiene una sonoridad algo más de café, con el piano y una batería jazzística acompañando a la voz. Aquí Andrés tiene un registro vocal más bajo, con tonos graves para expresar la tristeza tal y como el tema requiere.
Por último, en el disco encontramos un bonus track, Te va a pasar una preciosa canción dedicada a una persona muy especial para Andrés (creo que a su hermana). Una carta que a través de bellísimas imágenes arropa a esa persona en su vida y en lo que le espera en ella. Con apenas un susurro y su guitarra, Andrés construye un tema precioso que cualquier padre y madre querría componer para su hija o hijo. La música que crea la canción me transporta a ciertos parajes norteños de la geografía española y me pregunto si no se habrá inspirado en alguna canción tradicional de esas bellas tierras para componerla.
La edición especial del disco, que es la que compramos, viene con otro disco que contiene las maquetas de todas las canciones. En ellas se encuentran Andrés y su guitarra. Es fantástico escucharlo para así ver cómo han evolucionado los temas, pero esto tiene un riesgo. Puede pasar que las personas con una sensibilidad poética a flor de piel se enamoren de este disco más que del otro. Y eso es lo que le ha ocurrido a ella. A mí no, es lógico, yo necesito más para que las canciones me lleguen (no por nada me gusta más la fase eléctrica de Dylan que la acústica, por ejemplo), pero si realmente puedes sentir la poesía por tus poros caerás rendido ante las maquetas del disco. A ella le ha ocurrido porque al contrario que para mí, los instrumentos a veces no son más que obstáculos que le impiden ver la esencia de lo que Andrés quiere transmitir con sus canciones. Y aunque no pueda sentirlo de la misma manera que ella, sí que la puedo entender perfectamente porque cuando la veo también me parece que la ropa que lleva no es más que un obstáculo que me impide ver la esencia de lo más bello de mi vida.

LA BANDA:
Andrés Suárez: Guitarra acústico y voz.
Alfonso Pérez: Piano, teclados y programación, voces y dirección musical.
Luismi Baladrón: Bajo y Voces.
Andrés Litwin: Batería y percusión.
Jan Ozveren: Guitarras eléctricas y acústicas, ukelele.
Marino Saiz: Violín.
Iván Martín: Viola.
Josep Trescoll: Cello.
Miquel de la Cierva: Pedal steel guitar en Pequeña historia de Marina.
Peter Walsh: Piano en Voy a volver a quererte, teclados y programación en Dublín, No saben de ti, Una noche de verano, Luz de Pregonda (piano adicional).

American Pie (traducción e interpretación) - Don McLean


Mucho se ha hablado de esta canción. Don McLean la publicó allá por 1971 en un álbum homónimo y desde entonces se ha especulado sobre su significado tanto que es imposible condensar todas las críticas. Se la nombró "Canción del Siglo" por la Asociación de Industria Discográfica de Estados Unidos y hace pocos meses se compró el manuscrito original tomado del puño y letra del propio McLean. Para mí, más allá de su grandioso estribillo pegadizo que encandiló y ha encadilado a gran parte de la sociedad estadounidense, esta canción representa un amor por la música desorbitado. Y un talento inusitado, por otro lado, ya que crear una letra con tal juego metamusical y no morir en el intento me parece una tarea reservada para los dioses del Olimpo. Pero para todos aquellos que nunca hayáis oído hablar de este tema, de este cantautor norteamericano o que simplemente queráis acercaros más a una de las canciones más emblemáticas de la cultura popular aquí os voy a dejar mi interpretación de la misma, así como una traducción para que se pueda apreciar el tema en su totalidad (vaya por delante que ni soy traductor ni poeta, la traducción que deje aquí dista mucho de ser perfecta, se debe utilizar más como una guía que nunca se podrá separar de su uso de la letra original).

[Intro]
A long, long time ago/Hace mucho, mucho tiempo
I can still remember how that music used to make me smile/Recuerdo como aquella música me hacía sonreír
And I knew if I had my chance/Y sabía que si hubiera tenido mi oportunidad
That I could make those people dance/Podría haber hecho a aquella gente bailar
And maybe they'd be happy for a while/y quizás hacerlos felices durante un rato

But February made me shiver/Pero Febrero me hizo estremecerme
With every paper I'd deliver/Con cada papel que entregaría
Bad news on the doorstep/Malas noticias en el escalón
I couldn't take one more step/No pude dar ni un paso más

I can't remember if I cried/No puedo recordar si lloré
When I read about his widowed bride/Cuando leí sobre su viuda
But something touched me deep inside/Pero algo me tocó muy profundamente
The day the music died/El día en que la música murió

[Chorus:]
So bye, bye, Miss American Pie/Así que adiós, adiós, Miss Tarta Americana
Drove my Chevy to the levee but the levee was dry/Conducí mi Chevy hasta el dique, pero estaba seco
And them good ole boys were drinking whiskey 'n rye/Y los chicos rudos estaban bebiendo whisky y rye
Singin' this'll be the day that I die/Cantando "Este será el día en que muera"
This'll be the day that I die/"Este será el día en que muera"

[Verse 1]
Did you write the book of love/¿Escribiste el libro del amor
And do you have faith in God above/Y tienes fe en un Dios sobre nuestras cabezas
If the Bible tells you so?/Si la Biblia te lo dice?
Now do you believe in rock and roll?/¿Crees ahora en el rock and roll?
Can music save your mortal soul?/¿Puede la música salvar tu alma mortal?
And can you teach me how to dance real slow?/¿Y puedes enseñarme a bailar muy lento?

Well, I know that you're in love with him/Bueno, sé que estás enamorada de él
'Cause I saw you dancin' in the gym/Porque os vi bailando en el gimnasio
You both kicked off your shoes/Los dos os quitásteis las zapatillas
Man, I dig those rhythm and blues/Tio, me mola ese R&B

I was a lonely teenage broncin' buck/Yo era un solitario adolescente y conductor desbocado
With a pink carnation and a pickup truck/Con la piel rosa y una camioneta
But I knew I was out of luck/Pero supe que mi suerte se esfumó
The day the music died/El día en que la música murió

[Chorus:]
  I started singing bye, bye, Miss American Pie/Y empecé a cantar adiós, adiós, Miss Tarta Americana
Drove my Chevy to the levee but the levee was dry/Conducí mi Chevy hasta el dique, pero estaba seco
And them good ole boys were drinking whiskey 'n rye/Y los chicos rudos estaban bebiendo whisky y rye
Singin' this'll be the day that I die/Cantando "Este será el día en que muera"
This'll be the day that I die/"Este será el día en que muera"

[Verse 2]
Now for ten years we've been on our own/Ahora llevamos diez años solos
And moss grows fat on a rollin' stone/Y el musgo creció en una piedra rodante
But that's not how it used to be/Pero eso no es como solía ser
When the jester sang for the king and queen/Cuando el pícaro cantó para el rey y la reina
In a coat he borrowed from James Dean/En un abrigo prestado de James Dean
And a voice that came from you and me/Y una voz que salía de ti y de mí

Oh, and while the king was looking down/Oh, y cuando el rey miraba hacia abajo
The jester stole his thorny crown/El pícaro robó su corona de espinas
The courtroom was adjourned/El juicio fue aplazado
No verdict was returned/No hubo ningún veredicto

And while Lenin read a book on Marx/Y mientras Lenin leía un libro sobre Marx
The quartet practiced in the park/El cuarteto practicaba en el parque
And we sang dirges in the dark/Y nosotros cantábamos llantos en la penumbra
The day the music died/El día que la música murió

[Chorus:]
We were singing bye, bye, Miss American Pie/Cantábamos adiós, adiós, Miss Tarta Americana
Drove my Chevy to the levee but the levee was dry/Conducí mi Chevy hasta el dique, pero estaba seco
And them good ole boys were drinking whiskey 'n rye/Y los chicos rudos estaban bebiendo whisky y rye
Singin' this'll be the day that I die/Cantando "Este será el día en que muera"
This'll be the day that I die/"Este será el día en que muera"
[Verse 3]
Helter skelter in a summer swelter/Atropelladamente en un sofocante verano
The birds flew off with a fallout shelter/Los pájaros volaban con un abrigo de caídas
Eight miles high and falling fast/A ocho millas y cayendo rápidamente

It landed foul on the grass/Aterriza la falta en la hierba
The players tried for a forward pass/Los jugadores intentaron un pase hacia delante
With the jester on the sidelines in a cast/Con el pícaro en el banquillo en un molde

Now the halftime air was sweet perfume/El aire del medio tiempo trae un dulce perfume
While the sergeants played a marching tune/Mientras los sargentos tocan una marcha fúnebre
We all got up to dance/Todos nos levantamos a bailar
Oh, but we never got the chance/Oh, pero nunca tuvimos la oportunidad

'Cause the players tried to take the field/Porque los jugadores intentaron tomar el campo
The marching band refused to yield/La banda fúnebre se negó a rendirse
Do you recall what was revealed/¿Te das cuenta de lo que se reveló
The day the music died?/ El día en que la música mrió?

[Chorus:]
 We started singing bye, bye, Miss American Pie/Empezamos a cantar adiós, adiós, Miss Tarta Americana
Drove my Chevy to the levee but the levee was dry/Conducí mi Chevy hasta el dique, pero estaba seco
And them good ole boys were drinking whiskey 'n rye/Y los chicos rudos estaban bebiendo whisky y rye
Singin' this'll be the day that I die/Cantando "Este será el día en que muera"
This'll be the day that I die/"Este será el día en que muera"

[Verse 4]
Oh, and there we were all in one place/Oh, y todos estaban en el mismo sitio
A generation lost in space/Una generación perdida en el espacio
With no time left to start again/Sin tiempo con el que empezar de nuevo
So come on, Jack be nimble, Jack be quick/Así que vamos, Jack sé ágil, Jack sé rápido
Jack Flash sat on a candlestick/Jack Flash sentado en una vela
'Cause fire is the devil's only friend/Porque el fuego es el único amigo del diablo

Oh, and as I watched him on the stage/Oh, y mientras lo veía en el escenario
My hands were clenched in fists of rage/Mis manos se cerraban en puños de ira
No angel born in Hell/Ningún ángel nacido en el Infierno
Could break that Satan's spell/Podría romper el hecho de Satán

And as the flames climbed high into the night/ Y las llamas crecieron alto durante la noche
To light the sacrificial rite/Para alumbrar el rito de sacrificio
I saw Satan laughing with delight/Vi a Satan riéndose con placer
The day the music died/El día en que la música murió

[Chorus:]
  He was singing bye, bye, Miss American Pie/Él estaba cantando adiós, adiós, Miss Tarta Americana
Drove my Chevy to the levee but the levee was dry/Conducí mi Chevy hasta el dique, pero estaba seco
And them good ole boys were drinking whiskey 'n rye/Y los chicos rudos estaban bebiendo whisky y rye
Singin' this'll be the day that I die/Cantando "Este será el día en que muera"
This'll be the day that I die/"Este será el día en que muera"

[Outro]
I met a girl who sang the blues/Conocí a una chica que cantaba blues
And I asked her for some happy news/Y le pedí buenas noticias
But she just smiled and turned away/Pero ella sólo sonrió y se fue
I went down to the sacred store/Fui a la tienda sagrada
Where I'd heard the music years before/Donde había escuchado la música años antes
But the man there said the music wouldn't play/Pero el hombre allí me dijo que la música no sonaría

And in the streets, the children screamed/Y en las callas, los niños gritan
The lovers cried and the poets dreamed/Los amantes lloran y los poetas sueñan
But not a word was spoken/Pero no se dice ni una palabra
The church bells all were broken/Las campanas de las iglesias están rotas

And the three men I admire most/Y los tres hombres que más admiro
The Father, Son and the Holy Ghost/El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,
They caught the last train for the coast/Cogieron el último tren para la costa
The day the music died/El día que la música murió

[Chorus:]
  And they were singing bye, bye, Miss American Pie/Y ellos estaban cantando diós, adiós, Miss Tarta Americana
Drove my Chevy to the levee but the levee was dry/Conducí mi Chevy hasta el dique, pero estaba seco
And them good ole boys were drinking whiskey 'n rye/Y los chicos rudos estaban bebiendo whisky y rye
Singin' this'll be the day that I die/Cantando "Este será el día en que muera"
This'll be the day that I die/"Este será el día en que muera"

[Chorus:]
 They were singing bye, bye, Miss American Pie/Ellos estaban cantando diós, adiós, Miss Tarta Americana
Drove my Chevy to the levee but the levee was dry/Conducí mi Chevy hasta el dique, pero estaba seco
And them good ole boys were drinking whiskey 'n rye/Y los chicos rudos estaban bebiendo whisky y rye
Singin' this'll be the day that I die/Cantando "Este será el día en que muera"
This'll be the day that I die/"Este será el día en que muera".

La canción comienza con una clara alusión a los inicios del Rock And Roll, una época que McLean admiraba y prefería a la que vivía en aquel momento. A él le hubiera gustado participar de todo aquello, ya que los hombres que más le influenciaron musicalmente vivieron en esa época y crearon el estilo que más tarde se convertiría en mundial. Esos tres hombres aparecen en la segunda estrofa, donde todo se vuelve más sombrío. Cuando nos dice que "febrero le hizo estremecerse" nos está hablando del accidente de avión que provocó la muerte de 3 artistas que fueron piezas clave en la formación de la música que tanto gustaba a McLean: Buddy Holly, Ritchie Valens y The Big Hopper. El 3 de febrero de 1959 ocurrió esta tragedia y a este día se le bautizó con el nombre del "día en que la música murió". Por ello, McLean nos habla de las malas notícias que encontró en el escalón de la puerta de entrada (donde habitualmente se deposita el periódico en las casas típicas americanas) y de las lágrimas que no sabe si derramó al saber sobre la familia de ellos.
Aquí el autor nos habla ya de que algo le ocurrió en ese momento, algo que le cambió muy profundamente, algo que intenta reflejar en esta canción. Y con eso llega hasta el estribillo de la canción, donde podemos observar una variedad y una cantidad de tópicos americanos muy numerosa. Empieza con el título de la canción, que no nos habla de otra cosa que de la tarta americana, producto típico y casero en aquellos lares (las habituales suelen ser de manzana o de otro tipo de fruta). Nos dice además que condució su coche (Chevy es un diminutivo de Chevrolet, marca americana por excelencia) hasta el dique, que estaba seco, y de los muchachos sureños (good ole boys es una expresión que se utiliza para todos aquellos adolescentes con maneras sureñas, algo rudos y salvajes), que, bebiendo whisky y rye (whisky de centeno, parecido al bourbon), cantaban sobre el día de su muerte (referencia aquí a la canción de Buddy Holly That'll be the day). El significado lírico de todas estas imágenes para mí no es otro que presentarnos aquello americano (ese sueño que se convirtió en pesadilla), ya que en lo americano estaba la esencia de la buena música que gustaba a McLean. Si esos muchachos morían era porque lo americano se estaba perdiendo, se estaba secando.
Y a partir de aquí ya nos podemos encontrar con el juego que McLean creó a través de los mayores hitos musicales de su generación, y que han llevado a numerosos críticos a examinar esta canción como si de un rompecabezas se tratara. En la primera estrofa después del estribillo nos encontramos al autor cantando sobre el "libro del amor" en clara referencia a la generación beat y, sobre todo, al movimiento hippie. Les está cantando a todos aquellos artistas que influenciaron en este movimiento y que secaron las ideas que habían hecho el Rock and Roll anterior la mejor música creada para este cantante. También nos habla de la fe en Dios y la Biblia, de una forma un tanto sarcástica para acto seguido comparar a este Dios con el rock and roll y preguntarse si la música podría salvar nuestro alma como mortales que somos.
En la siguiente estrofa muchos críticos apuntan a un cierto resentimiento con alguna chica con la que McLean había estado y no había salido bien, pero para mí esto no tiene mucho sentido. Si bien es cierto que habla de una chica que está enamorada de algún otro, no vemos ese resentimiento sino un sentimiento de nostalgía por aquellos tiempos en los que bailar con alguien significaba mucho más. Recuerda como era él en aquel entonces, un adolescente desbocado al volante de su camioneta, pero que aún así pudo entender lo que significó aquel día en la vida de la sociedad americana.
Tras el segundo estribillo McLean nos dice que ya llevan diez años sin ayuda, sin los grandes referentes en música, y que el "musgo crece en una piedra rodante". Clara alusión a los Rolling Stones, que consideraba que habían matado el espíritu de una generación. Más adelante lo toca en profundidad. Con otro flashback McLean nos acerca a la época en la que Elvis era el rey de la canción popular, en la que era el Rey de las masas. Pero entonces, llegó el pícaro (Bob Dylan) cantando con "un abrigo prestado de James Dean" (por la portada del disco de Dylan The Freewheelin' of Bob Dylan, ver imagen abajo) para robarle su espinosa corona. Otras teorías apuntan a que el rey era el cantante folk Pete Seeger y la reina la también cantante folk Joan Baez (que tuvo su affair con Dylan además), pero yo me inclino más por la imagen de Elvis ya que este fue reemplazado por Dylan en todos los aspectos de su carrera (como figura revolucionaria de la música, como actor, como estrella mediática...), mientras que Seeger nunca tuvo la repercusión que Dylan o Elvis consiguieron.

El cuarteto de la siguiente estrofa no son otros que los Beatles, los cuales nos dice el autor que ya practicaban marchas fúnebres en el parque en este momento, en una oscura broma donde aquellos ya sabrían lo que iban a significar para la música popular y sólo estaban esperando el momento de asesinar a todos sus predecesores desde el momento en que la música murió.
"Helter Skelter in a summer swelter/The birds flew off with a fallout shelter / Eight miles high and falling fast" no es sino otra referencia a los Beatles y a su canción titulada Helter Skelter del White Album (que sería una de las primeras canciones proto-heavys de la historia), así como al grupo The Byrds y su canción Eight Miles High. Las dos estrofas que le siguen utilizan la metáfora de un terreno de juego donde Dylan (the jester) esperaba sentado en el banquillo a que los demás jugadores se cayeran y los Beatles (los sargentos, en alusión a su célebre álbum Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band, que es otro gran ejemplo de intertextualidad y metamusicalidad) seguían tocando su fúnebre melodía. La generación que aquí se muestra traía un dulce perfume (de marihuana principalmente).

Tras el siguiente estribillo ya encontramos el fin de esta generación que se encontraba mirando el terreno de juego anterior. Los Rolling Stones organizaron un concierto gratuito en Altamont en 1969 y contrataron como agentes de seguridad al grupo de moteros conocido como los Ángeles del Infierno (Hell's Angels). Mientras en el escenario los Stones tocaban su legendario tema Sympathy for the Devil (compasión por el diablo) las cosas se empezaron a calentar entre el público y los ángeles. Poco más tarde, durante la canción Under my thumb los altercados se convirtieron en pelea y más tarde en tragedia, cuando uno de los ángeles saco un cuchillo y asesinó a uno de los asistentes, Meredith Hunter.

En este video se pueden ver las escalofríantes imágenes. McLean acusa a los Stones de haber secuestrado a esa generación que traía el dulce perfume y haberla destruido con la ayuda del diablo:
No angel born in Hell
Could break that Satan's spell
And as the flames climbed high into the night
To light the sacrificial rite
I saw Satan laughing with delight
The day the music died
McLean reconstruye Altamont desde un punto de vista poético y lo hace para hacer ver que no sólo allí ocurrió la tragedia de que murió un hombre sino que también murió, otra vez, la música. Murió el sueño de una generación que creía en el amor como mecanismo de salvación, murió el movimiento que comenzó con Dylan y los Beatles, y todo ocurrió por la violencia que habían estado denostando durante todo ese período.
Las estrofas que acompañan al pasaje sosegado con el que cierra la canción antes de su estribillo final nos muestran un mundo casi post-apocalíptico donde los niños chillan, las campanas han desaparecido porque ningún sonido parecido a la música podría sonar, donde las tiendas en las que la música había sido su santuario habían cerrado, donde las cantantes (Janis Joplin) que hacían blues se habían marchado y donde la santísima Trinidad de la música rock había cogido su último tren hacia la costa.

Tengo que decir que aunque esta canción me encante por su profundidad poética y su demostrado amor por la música, no comparto su visión pesimista que se observa durante y tras la generación hippie, ya que creo que surgieron muchas cosas excelentes. Y que me resulta muy curioso que se critique con tanto ahínco a artistas como Dylan o Beatles cuando McLean utiliza el estilo musical que ellos cultivaron unos años antes (sobre todo Dylan) para crear su obra. Dejo a vuestra elección decidir si esto es un último acto de protesta y provocación del autor para con los artistas mencionados o si, por el contrario, fue algo más bien accidental.

Highway 61 Revisited - Bob Dylan

Quedan apenas 2 meses para que este disco cumpla 50 años y no creo que haya mejor ocasión para preparar una introducción a esta grandiosa obra, Highway 61 Revisited. Bob Dylan es un artista mundialmente conocido al que se conoce incluso sin haberle escuchado en absoluto. Es una de las marcas más grandes de la historia de la música y su nombre significa tantas cosas a la vez que es imposible clasificarlo. Quizá por ello cuando lo escuché por primera vez no me emocionó tanto como me hubiera imaginado, podría decir incluso que me decepcionó. Imaginaos: un adolescente que ha oído toda su corta vida hablar de un personaje como este de una manera mítica, que ha leído tantas alabanzas sobre sus discos y sobre su crudeza y magnitud titánicas para la música popular que casi le da miedo acercarse. Que ha visto que una canción suya es para la revista Rolling Stone la mejor canción de todos los tiempos. No le quedaba otro remedio que, cuando Internet llegó a su hogar y el acceso a la música fue algo más sencillo, escucharle. Y claro, ¿por dónde empezar? La tarea es prácticamente hercúlea, la discografía de Dylan es apabullante. Por ello decidí fiarme de Rolling Stone y su lista, puse a todo volumen Like a Rolling Stone y me dejé llevar.
Lo malo es que no me llevó a ninguna parte. No noté esa sacudida de la que hablaban los críticos, no ví los cantos a la libertad y al cambio de los que tanto había oído hablar, no encontré la crudeza que Dylan siempre había representado, no escuché la mejor canción de la historia. Y entonces lo abandoné. Durante  años, Dylan fue para mí un paria musical, no le dí más importancia que a cualquier cantante folk americano.
Pero no hace mucho vi una película de Dylan en el momento en que estaba componiendo las canciones con las que yo me estrellé, durante la gira británica de 1965. El extraordinario film (Don't Look Back de D.A. Pennebaker) sí que mostraba esa crudeza de Dylan siendo una persona casi misántropa, un ser que tenía hipnotizada a toda una generación y que esa carga quizá le vino demasiado grande. Siempre se ha hablado del compromiso político de Bob Dylan de una manera bastante grandilocuente, pero lo cierto es que hasta él mismo reconoció que no estaba interesado en ninguna lucha política, que cantaba por sus amigos, por las vivencias que tenía y por las influencias (Woody Guthrie como una de las principales) que se había ido encontrando (para profundizar más en este tema y en la época de creación y transición dylaniana de los 60' ver No Direction Home de Martin Scorsese). Y esa bendición maldita que le sobrevino creó a una personalidad ambigua y taimada, un ser complicadísimo que puede que haya estado buscándose durante toda su vida sin llegar a encontrarse. Y al entender todo esto sobre el autor, la música entró sola. Debió ser que necesitaba lubricación, pero ahora estaba perfectamente engrasado para lo que Dylan quisiera decirme. Y me dijo muchas cosas.
Así volví a Like Rolling Stone. Para captar todo lo que esta canción significó para la música popular de nuestro siglo debería escribir hasta colapsar blogger, así que intentaré resumir mucho.
Dylan venía de un disco extraño para sus seguidores (Bringing It all Back Home) con una cara completamente acústica (lo que hasta ese momento había hecho) y otra con elementos de blues (guitarra eléctrica, batería, bajo eléctrico, etc.). Fue un disco de transición. O, dicho de otra manera, Dylan había ido evolucionando hacia otro tipo de estilo. Pero mientras que Bringing fue una provocación a media escala, Highway no dejó ninguna duda. Dylan renegaba de lo que él había sido: ya no iba a volver a ser nunca más el joven abanderado del folk americano. Ya con el primero Dylan había sido criticado hasta la saciedad, le llamaban traidor allá donde iba e intentaban sabotear muchos de sus conciertos. Lo que quizá no se esperaban estos amigos de la creatividad era que todos los insultos hicieran crecer en Dylan el germen de la electricidad exponencialmente.
Y es que en la figura de este artista lo único permanente es el cambio y sus ganas de provocar (no hay más que ver los numerosísimos cambios que ha hecho a todas sus canciones en los conciertos, con mayor o menor acierto). Like a Rolling Stone abre este disco como un cañonazo, como para dar un motivo a esos que le llamaban traidor por colgarse una guitarra eléctrica. Son 6 minutos de canción con un ritmo vertiginoso e incesante de frases cargadas de odio hacia una persona. Si bien es cierto que la cadencia de las frases se ralentiza un poco con respecto a su anterior disco (ver Subterranean Homesick Blues), el estilo faulkneriano de sentencias tan largas como lo que le permitía su aliento (que continuaron otros artistas como R.E.M. y que con toda seguridad, influenciaron en la creación del rap) y su don para encajarlas en cualquier lugar del paisaje musical continuaban en este disco.
Una declaración de guerra abierta contra alguien (aquí se especula con muchos nombres) que cambiaría el universo de las canciones en la música pop/rock para siempre. Con ella se inauguró el rock tal y como lo conocemos, y, aunque el honor de consolidar los álbumes de rock y realizar el esquema sobre el que se tendrían que asentar hasta ahora se lo debemos ceder a los Beatles y a su Sgt. Peppers and Lonely Hearts Club Band, lo cierto es que sin este disco de Dylan hubiera sido imposible que se desarrollara todo ese potencial.
Debemos ponernos en situación y contextualizar musicalmente un poco: es agosto de 1965, quedan unos cuantos meses para que el otro gran fenómeno de masas, los Beatles, saquen a la luz lo que supondría su salto cualitativo más grande hasta la fecha (y puede que de toda su carrera), Rubber Soul, y revolucionaran otra vez la escena musical. Los Kinks habían sacado hacía unos meses su Kinda Kinks con creaciones pop que todavía no entraban en su estilo más duro y creativo posterior. Los Rolling Stones acaban de publicar Out of Our Heads, que contenía el hit mundialmente conocido de (I can't get no) Satisfaction, y en el que todavía incluían versiones de temas blues y las canciones no duraban más de 3 minutos. La crudeza de estos también llegaría más tarde y su excelencia no la veríamos hasta varios años después (1971-1972). Otis Redding sacaría su Otis Blue un mes después, pero la influencia del cantante ya se podía ir notando durante estos meses. Unos Them liderados por Van Morisson sacaban su primer disco y saltaban a la fama gracias al crudo Gloria. The Times They Are A-Changin' había dicho Dylan unos años antes, y muchos simplemente no lo vieron venir. Él fue el que prendió la llama de ese cambio.
Like a Rolling Stone comienza con uno de los inicios más míticos del rock. Un órgano improsivado por alguien que no tocaba el órgano (Al Kooper) junto con una batería que se alejaba de los compases más típicos del blues, junto a la guitarra circular de Mike Bloomfield eran el escenario perfecto para que Dylan descargara un:

"Once upon a time you dressed so fine, / Érase una vez en la que vestías tan bien
Threw the bums a dime in your prime, didn't you?" / Que tirabas centavos a los vagabundos en tu pedestal, ¿verdad?

Y cambiara la historia de la música para siempre. Las reglas del juego se disolvieron gracias a muchas de las características de esta canción: la inclusión de unas letras elaboradas, mucho más cerca de la poesía literaria que de lo que la musical había sido hasta ese momento, seis minutos de duración, la carga emocional del estribillo rabioso (How does it feel? To be on you own, With no direction home, Like a complete unknown, Like a Rolling Stone), la sección instrumental de regalo... Fue muy difícil de programar en las radios, pero pronto se convirtió en el patrón a seguir para las bandas de rock de todo el planeta y su influencia ha llegado hasta nuestros días. Quién sabe qué hubiera pasado si este disco se hubiera abierto con otra canción del mismo, pero parece que Dylan sabía muy bien lo que se hacía.
Tombstone Blues es una de mis favoritas. Sé lo que Like a Rolling Stone significa y representa, pero siento predilección por la fase más surrealista de Dylan y les tengo más cariño a las piezas donde esto está más presente. La letra es espectacular y nos muestra a un Dylan crítico con la sociedad en la que se encuentra y la sátira se encuentra con el surrealismo de una manera perfecta, donde puede atacar desde el conservadurismo sexual de una manera tan cáustica como divertida (mi inglés no es perfecto y la buscada ambigüedad de Dylan complica la traducción, así que pido ya disculpas) :

The hysterical bride in the penny arcade/ La histérica novia en la sala de juegos
Screaming she moans, “I’ve just been made”/ Gritando se lamenta, "Me la han jugado"
Then sends out for the doctor who pulls down the shade/ Manda llamar al doctor, que descubre el misterio
Says, “My advice is to not let the boys in”/ Y dice, "mi consejo es no dejar a los chicos que entren"
Now the medicine man comes and he shuffles inside/ El chamán entra arrastrando los pies
He walks with a swagger and he says to the bride/ Camina contonéandose y dice a la novia
“Stop all this weeping, swallow your pride/ "Deja de llorar, trágate tu orgullo
You will not die, it’s not poison”/ No morirás, no es veneno"

Hasta la religión y el militarismo en el mismo estilo: 

Well, John the Baptist after torturing a thief/ Juan el Bautista después de torturar a un ladrón
Looks up at his hero the Commander-in-Chief/ Mira a su héroe, el Comandante Jefe
Saying, “Tell me great hero, but please make it brief/ Diciendo, "Dime, gran héroe, pero hazlo rápido
Is there a hole for me to get sick in?”/ Hay un agujero para que enferme dentro?

The Commander-in-Chief answers him while chasing a fly/ El comandante jefe le responde mientras persigue a una mosca
Saying, “Death to all those who would whimper and cry”/ Diciendo, "Muerte a todos aquellos que llorarían y se quejarían"
And dropping a barbell he points to the sky/ Y dejando caer una pesa apunta hacia el cielo
Saying, “The sun’s not yellow it’s chicken”/ Diciendo, "El sol no es amarillo, es pollo"

Para mí es una de las mejores canciones del disco, tanto por su humor negro como por su ritmo desenfrenado de blues eléctrico. A destacar, los diferentes solos que Mike Bloomfield realiza entre los azotes de Dylan, donde todavía utiliza su cortante tono. Asimismo, punto especial para la batería y su ritmo rápido y pesado a la vez.
Llegamos entonces a It takes a lot to Laugh, It Takes a Train to Cry. Aquí nos encontramos con una composición que podría haber sido grabada perfectamente en el Delta. Un blues muy rítmico, donde la harmónica adquiere un protagonismo excepcional. La voz de Dylan adquiere una arenosidad y una cadencia más lenta, más suave quizá, que acompaña perfectamente a la música. La letra nos habla de la contemplación del mundo a través de un hombre lleno de tedio y que busca a la mujer que ya no le quiere. Aunque evidentemente, esta es mi interpretación y con Dylan nunca se sabe.
El premio a la canción de menor duración se lo lleva From a Buick 6, en la que el ritmo de un blues algo acelerado, cercano por veces a una suerte de rockabilly, da paso a un Dylan chirriante que nos habla de algún renegado y nos relata todas sus vivencias. Esta canción no se encuentra entre mis favoritas, pero no hay duda de que se trata de un tema con una larga influencia tanto de entrada como de salida.
Ballad of a Thin Man es una canción influenciada por la literatura española, aunque Dylan no lo supiera. Muchas de las expresiones y críticas que escupe contra el anónimo Mr. Jones recuerdan a la agudeza satírica de Quevedo o Góngora. Además, esta canción se puede ver en el film de Pennebaker antes comentado, donde salen numerosos Mr. Jones y las reacciones de Bob Dylan ante ellos son increíblemente hirientes. Una de las escenas muestra a un joven periodista en el camerino con Dylan en lo que podríamos llamar una tortura verbal. La letra de la canción da un poco más de significado a esos ataques, ya que Dylan consideraba que estos Jones eran todas aquellas personas retiradas en sus palacios de marfil sin contacto con la realidad (pero que hablaban de la realidad) que nunca entenderían sus canciones. Como muestra, las primeras frases de la canción nos acercan a esta realidad dylaniana:                                                                 

You walk into the room/Entras a la habitación
With your pencil in your hand/Con el lápiz en la mano
You see somebody naked/Ves a alguien desnudo
And you say, “Who is that man?”/Y dices, "¿Quién es ese hombre?"
You try so hard/Lo intentas y lo intentas
But you don’t understand/Pero no lo entiendes
Just what you’ll say/Eso es lo que dirás
When you get home/Cuando llegues a casa

Because something is happening here/Porque algo está pasando aquí
But you don’t know what it is/Pero no sabes lo que es
Do you, Mister Jones?/¿Verdad, Mister Jones?

La música que acompaña a la letra es muy diferente al resto del disco. Un medio tiempo con liderazgo de piano deja a Dylan como si estuviera recitando en una sala con mucho humo y mirando directamente a los ojos a Mister Jones. Otro gran clásico que sirvió de himno para una generación que captó perfectamente el mensaje: "Los que sabemos lo que pasa somos nosotros, nuestros padres y adultos se quedarán mirando la revolución mientras se va". Algo así ya había cantado Dylan en The Times They Are a-Changin' (Come mothers and fathers/ Throughout the land/ And don't criticize/ What you can't understand).
Queen Jane Aproximately es una balada que sigue la línea inaugurada con Like a Rolling Stone en la que Dylan se enfrenta a un enemigo "imaginario" y le advierte de una posible caída en desgracia y le relata esa caída con pelos y señales. Quizá se muestre aquí menos agresivo que en el primer corte y deje una puerta entreabierta, pero sin duda vemos el resentimiento en toda la canción. Dylan aquí adopta un estilo de voz diferente, como ocurría ya en It takes a lot... con un tono algo más grave, quizá para diferenciar ese punto de menor agresividad.
Y llegamos a mi canción preferida del álbum. Highway 61 Revisited da título al disco y no es para menos. El ritmo de la canción es alegre y rockero, algo así como un proto-hard rock con teclados. Y la letra es de lo mejor que he podido leer en el mundo de la música. La destacaría entera porque nada tiene desperdicio, pero pondré dos estrofas que sobresalen como picos en un valle.

Oh God said to Abraham, “Kill me a son”/ Oh Dios le dice a Abraham: "Mátame a un hijo"
Abe says, “Man, you must be puttin’ me on”/ Abe le dice: "Tío, tienes que estar de coña"
God say, “No.” Abe say, “What?”/ Dios le dice: "No.", Abe le dice: "¿Qué?"
God say, “You can do what you want Abe, but/ Dios le dice: "Puedes hacer lo que quieras Abe, pero
The next time you see me comin’ you better run”/ La próxima vez que me veas será mejor que corras
Well Abe says, “Where do you want this killin’ done?”/ Abe le dice: "¿Dónde quieres que se cometa el asesinato?
God says, “Out on Highway 61”/ Dios le dice: "En la Highway 61".
[...]
Now the fifth daughter on the twelfth night/ La quinta hija en la duodécima noche
Told the first father that things weren’t right/ Le dijo al primer padre que las cosas no iban bien
My complexion she said is much too white/ Mi tez, dijo, es demasiado blanca
He said come here and step into the light, he says hmm you’re right / Él dijo ven aquí y ponte a la luz. Dice hm, tienes razón
Let me tell the second mother this has been done/ Déjame decirle a la segunda madre que ha pasado esto
But the second mother was with the seventh son/ Pero la segunda madre estaba con el séptimo hijo
And they were both out on Highway 61/ Y los dos estaban fuera, en la Highway 61.

Crítica demoledora a la Iglesia, a la Biblia, a la familia y a miles de tradiciones; todo cabe en esta canción. La bocina que suena al comienzo y al final de la misma es la que se usaba en los ensayos para avisar de que alguien estaba consumiendo drogas. Fue una casualidad que sonara al principio de la canción y decidieron dejarla porque les gustó a todos. La música acompaña totalmente a la letra y a su tono satírico y burlón. Es mi alarma todas las mañanas, y todavía me encanta.
Just Like Tom Thumb's Blues nos muestra un tempo menos vertiginoso que su antecesora pero con una letra en caída libre. Con referencias a uno de mis libros favoritos (Bajo el Volcán de Malcolm Lowry) y a cuentos de Edgar Allan Poe, Dylan nos muestra a un protagonista abatido, como el de la novela de Lowry. No existe mejor escenario que este libro para evocar las letras de Dylan, ya que su lírica surrealista es perfecta para los pensamientos etílicos, los remordimientos de ese protagonista que sabe que está perdiendo su vida pero que no puede desatarse de la gravedad que le estira. Al contrario que en la novela, aquí el protagonista decide volver a New York pensando que todo puede mejorar.
Por último, vamos con la canción más larga del álbum. Resultaría paradójico para cualquier artista que el disco que rompió todos los esquemas del pop y rock renegando de su pasado folk, se cerrase con una composición folk de once minutos de duración (eso sí, con acompañamiento de bajo y guitarra electricos), pero para Dylan es otra más de sus provocaciones. Es decir a sus detractores que sigue siendo el mejor en lo que hacía, y en lo que hace. Y que lo puede hacer cuando quiera, pero no quiere. Desolation Row cierra este excelso disco y lo hace de manera sublime. La canción nos ofrece toda una galería de imágenes, personajes e historias surrealistas que podrían componer un mundo propio. Y eso es lo que dibuja Dylan en este disco, galaxias independientes que nos muestran un poco más lo que es el ser humano dentro de un gran universo que no deja de expandirse.

Músicos:
Bob Dylan - Voz, guitarra, armónica y piano.
Mike Bloomfield - Guitarra solista.
Harvey Brooks - Bajo.
Bobby Gregg - Batería.
Paul Griffin - Órgano y piano.
Al Kooper - Órgano y piano.
Sam Lay - Batería.
Charlie McCoy - Guitarra.
Frank Owens - Piano.
Russ Savakus - Bajo.